Participó activamente en la vida social y educativa de San Francisco, entre las últimas décadas del siglo XIX y los primeros años del siglo pasado. Hoy su casa es un museo.

Según señala el portal especializado en historia www.historiadesanfranciscodelmontedeoro.blogspot.com, a Rosenda “desde pequeña se reveló su vocación docente”.
Cursó los estudios primarios en su pueblo natal, para luego trasladarse a la ciudad de San Luis, donde se graduó en la Escuela Normal de Maestras, obteniendo su título en 1890.
Al poco tiempo, es designada para dirigir una escuela de la Banda Sur de San Francisco, cargo al que renuncia en solidaridad con el personal, declarado cesante. Este gesto fue valorado por sus superiores quienes la ubican como directora de la Escuela de Niñas de la Banda Norte.
Además de este cargo, también se desempeñó como profesora en la Escuela de Varones y posteriormente Sub-Regente y catedrática de la Escuela Normal.
Siempre según la visión del portal del Profesor Mario Z. Camargo “su labor en las escuelas fue notable”. Por su iniciativa se adoptaban los métodos didácticos más modernos, introduciéndose innovaciones hasta en los juegos de los recreos. Informes de la mismísima docente demuestran que se hacían visitas a hogares pobres, excursiones a las sierras y la formación de un museo.
Pero su acción no se limitaba a las aulas, ya que a lo largo de su vida participó activamente en numerosas comisiones e instituciones, impulsando notables adelantos para la comunidad.
Fue además Corresponsal durante varios años del diario “La Nación”, entre otros periódicos y revistas con los que colaboraba frecuentemente. También fue central su actuación en conferencias y discursos, disertando sobre temas científicos, culturales e históricos.
Pero seguramente su legado más grande fue su ardua lucha por la creación de una Escuela Normal en San Francisco. Esta institución, abrió sus puertas el 23 de agosto de 1915. Sin embargo, en 1930, es injustamente suprimida, lo cual afectó severamente a la prestigiosa docente.
Desempleada y con un profundo dolor a cuestas, protestó mediante los medios que tenía al alcance, la vía epistolar y el periodismo. Tras agobiantes jornadas de angustia e incertidumbre, finalmente, un 2 de noviembre de 1931, falleció a los 62 años.
Fuente y foto: Profesor Mario Z. Camargo

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