Pilar Escudero vive en Buenos Aires, pero en marzo el aislamiento la encontró en su pueblo natal. Desde allí, rindió las cuatro materias que le faltaban.
El 2020 es un año que quedará en la memoria de todos y que está repleto de historias. Una de ellas es la que vivió la flamante abogada Pilar Escudero. Ella estaba viviendo en Florencia Varela, en la zona Sur de Buenos Aires. “Cuando empezó lo de la pandemia decidí venirme a Candelaria y después no me pude volver”, confiesa. “Como no había podido venir en verano, en marzo decidí venir a visitar a mi familia, pensando que iba a estar unos días y me volvía, pero no me pude regresar“, recuerda.
La estadía que Pilar pensó que iba a ser de un mes en Candelaria, terminó durando un año.
“El año fue difícil para todos, nos puso en frente de situaciones que tuvimos que enfrentar. Hubo que adaptarse a una nueva realidad para la que no estábamos preparados”, reflexiona Escudero. “Pero en el fondo, fue un desafío muy bueno porque potenciamos nuestras habilidades y en mi caso me sirvió mucho. Si bien me costó un poco adaptarme a la modalidad, pude lograrlo“.
“Son circunstancias. Hoy estoy muy contenta con lo que pude lograr. Es un sacrificio de toda la familia, no únicamente mío“, señala la flamante abogada.
Pilar se recibió en la Universidad Siglo XXI, que tiene una modalidad semipresencial que permite a los alumnos rendir en diferentes sedes. “Habitualmente lo hacía en Quilmes o Florencia Varela, aunque también lo he hecho en Villa Dolores alguna vez. Cuando me vine a Candelaria me faltaban cuatro materias. Ya había realizado las prácticas. Pero al principio no sabía bien como iba a seguir la historia. La Universidad decidió que se iba a rendir por zoom“, describe.
“Al principio me costó adaptarme a la modalidad. Me ponía nerviosa de más, porque uno no quiere generar situaciones de desconfianza. Así que un par de veces rendí mal pero luego que me adapté aprobé todas las materias“, cuenta feliz.
Pero no solo Pilar tuvo un año académico distinto. “Tengo una hija de 7 años que fue la primera semana a su escuela y después siguió virtual. Fue difícil para los chicos también: clases por whatsapp, Zoom dos o tres veces por semana, pero ella también logró su objetivo”.
Este diciembre, Pilar Escudero se recibió de abogada. Ahora no tiene claro si va a volver a Buenos Aires. Cuando uno le pregunta sobre su destino, no duda en responder: “Donde me lleven las circunstancias de la vida. No sé“. Aprendió que lo que uno planea puede cambiar de la noche a la mañana.
Pilar Escudero tiene su título bajo el brazo, pero es humilde y realista. “Es una herramienta con la que uno cuenta. Tampoco es todo. uno tiene que actualizarse constantemente para no quedarse en el tiempo. Voy a seguir capacitándome para dar un servicio bueno, continuar estudiando porque uno nunca deja de aprender“.
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