
El 2 de mayo de 1897, Pastor Loyola fue asesinado de un disparo en el pecho en la esquina principal del pueblo. Época de enemistades políticas y dolorosos episodios testimoniados por María Delia Gatica de Montiveros.
La siguiente crónica está adaptada de los libros de la gran escritora de Luján, María Delia Gatica de Montiveros: “Familias fundadoras de Luján”, Pag. 23 y e “Historia, tradición y testimonio de Luján, San Luis”, Pag. 134.
La familia Loyola perteneció, desde un principio, al partido radical. Pastor Loyola era hijo del comandante Raimundo Loyola, ya fallecido en ese entonces. Además, era un dirigente radical de gran prestigio en todo el departamento Ayacucho.
María Delia Gatica de Montiveros señala: “El hijo mayor de la viuda de Loyola fue asesinado en Luján el 2 de mayo de 1897. He recogido de varias personas, entre ellas su propia hermana Carmen Rosa y mi padre el relato de aquel crimen político”.
En la esquina de don José Otazúa, que tenía allí el más importante negocio del pueblo, se encontraban reunidos esa mañana algunos de los principales actores sociales y políticos de la localidad, cosa frecuente en ese sitio, entonces y por muchos años después.
Pastor Loyola tenía un “puesto de abastecimiento de carne” en la esquina del frente y se había cruzado a la esquina de Otazúa. Hacía rueda con Pascual Funes, Agenor Lobos, Angel Gatica, Miguel Lima.
Allí se llegó un policía armado e intimó a Loyola a que lo siguiera.
El aludido preguntó: – “¿En nombre de quién debo seguirte?
– En nombre de esto – recibió como respuesta. Sonó un disparo y Pastor Loyola, alto y fuerte se desplomó.
El jefe de policía era entonces dos Blas Correa, uno de los más conspicuos representantes del conservadurismo. Se dice que dos Blas habría dicho al agente: “Traigánmelo vivo o muerto si se resiste”. Expresión que a veces es una forma de decir. En realidad no hubo resistencia, pero el disparo mortal sonó.
A la casa de doña Carmen llegaron al galope dos de los que estaban reunidos en la esquina de Otazúa. Angel Gatica le le dio a Julio (hermano del asesinado) la noticia. Julio, fuera de sí, galopó con los amigos al lugar del crimen. Ya la policía arrastraba el cuerpo de la víctima hacia la estación de policía, situada en el lado este, frente a la Plaza.
Se desataron las furias del odio. Julio Loyola, de rodillas, en la Iglesia de San Juan Bautista, clamaba venganza.
Pastor Loyola tenía 34 años. “Lo mataron de un balazo en el pecho”, se lee en el acta de defunción.
Era el 2 de mayo de 1897.
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