
Si bien desde hace dos décadas lleva el nombre de “Rubén Domínguez”, todos aún la llaman con su antiguo nombre. En sus orígenes llegaba hasta la calle 9 de julio, pero el progreso acortó su trayecto. Fue testigo mudo de décadas de historias.
La Calle Angosta de Quines es un sendero mágico que ha sido testigo de la historia de esta localidad del Norte Puntano. Desde su nacimiento en la calle Manuel Félix Montiveros, esta callecita recorría todo el sector norte del pueblo, pasando por las casas del poblado hasta llegar al sector donde en la actualidad está la Municipalidad de Quines. Aunque era solo un callejón, tenía un encanto especial que lo hacía parecer sacado de un cuento.
Durante muchos años, la Calle Angosta fue el hogar de muchas familias que construyeron sus casas y ranchitos a lo largo del camino. Con el tiempo, algunas familias se fueron marchando poco a poco, dejando atrás escombros y recuerdos que aún se pueden ver entre los arbustos que rodean la zona. Sin embargo, estas personas han dejado huellas imborrables en la memoria y en el sendero de la Calle Angosta. Otros pocos permanecieron y algunos vecinos se fueron sumando.
Al principio, aquella senda solo era transitada a pie o a caballo, pero más tarde se empezó a utilizar también en bicicleta debido a su estrechez y a la espesura de los talas que la rodeaban. En aquel entonces, la Calle Angosta era un espacio donde se podía apreciar la fauna y la flora más autóctona de San Luis. Pero con el tiempo, y a medida que se iba desmontando y construyendo, gran parte de esta mágica zona se fue perdiendo.
Su nacimiento (o su final) estuvo demarcado por varios años por una pequeña plazoleta con juegos. La calle angosta pasaba por lo que en la actualidad es la puerta de la Comisaría, la panadería de Garraza, la casa de Roberto Ramos (al oeste quedaba la casa que fuera de Bartolo Magnano, en un sector de esta casa hoy funciona el taller de dibujo y pintura de “Baroja”) y la casa de Héctor Torino.
En la actualidad, es más ancha y mas corta, pero la Calle Angosta sigue siendo un lugar especial para los habitantes de Quines. En nuestros días, nace en la calle Pueyrredón hacia el norte, finalizando en la calle Manuel Felix Montiveros.
Lo más emocionante de la Calle Angosta son las historias de las personas que vivieron en ella. Por nombrar algunos: Don Cinecio Ávila, Hilario Sánchez, Manuela Dominguez de Morán, doña Reyes Domínguez, la familia Roldán y las “niñas Roldán”, don Palomino y doña Ramonita Agüero, don Juan Suárez y doña Julia Arias, madre de uno de los primeros boxeadores de Quines, “Trompín”, entre otros. Todos ellos dejaron su huella en este camino tan especial.
A pesar de que la Calle Angosta ha sufrido algunos cambios con el paso del tiempo es un lugar que guarda los recuerdos y las vivencias de muchas generaciones que han pasado por allí.
Es tan cara al sentimiento de los quinenses, que Silvina Magallanes la inmortalizó en la letra del himno al pueblo.
Pero la alegría de haber sido se mezcla con el dolor de ya no ser, y la nostalgia nos invade al recordar aquellos tiempos en los que la Calle Angosta era un lugar mágico y lleno de historias.
Por Mauricio Gutvay (con información extraída del Blog “La Historia de Quines”).
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