Desde hace 20 años, soy periodista en el Departamento Ayacucho, mi lugar en el mundo, como el de muchos de ustedes.
Un lugar repleto de bellezas naturales ideales para perderse (y para encontrarse); un sitio con un invalorable patrimonio cultural e histórico donde durante décadas florecieron mujeres y hombres que engrandecieron la patria.
Un departamento con la pujanza de su corredor agrícola, la magia de sus artesanos, el talento de sus artistas y deportistas y la humilde grandeza de su gente. Un lugar que ni ustedes ni yo cambiaríamos por nada del mundo, porque -más allá de pequeñas rivalidades que solo forman parte del folklore popular- desde Candelaria a San Francisco, pasando por Quines, Luján y Leandro N. Alem todos compartimos el mismo orgullo: ser del Norte Puntano.
Pero exceptuando la invaluable labor de las radios que durante tres décadas fueron la voz de los que no tienen voz y cumplieron –y siguen cumpliendo- un trabajo loable y mágico, Ayacucho durante muchos años se enmarcó dentro de los lugares llamados “desiertos de noticias”, como se conoce a las comunidades en las que hay poca o ninguna cobertura de medios.
La visión centralizada de muchos de los medios provinciales y la decisión durante décadas de obviar la existencia de corresponsalías en departamentos como el nuestro no fue sólo una decisión económica, sino también una decisión desde el poder. Una forma de invisibilizar. Y lo poco que se mostró durante años de Ayacucho fue con una visión miope, unidireccional, distorsionada y sesgada del que desconoce la idiosincrasia del lugar.
Hoy Norte Puntano Noticias cumple un año. Y en este tiempo descubrimos que el interés por lo que nos rodea es más fuerte que todo lo demás. Porque la persona necesita estar al día de lo que acontece a su alrededor como mecanismo de alerta de lo que puede influir en su vida cotidiana. Y creo que los medios hiperlocales somos los únicos capaces de poder satisfacer esta necesidad de una información cercana para un público determinado y reducido.
Hablamos, por tanto, de una información de proximidad, diseñada para que una comunidad pequeña se relacione con sus experiencias cotidianas, preocupaciones, identidad.
Me animo a decir que en la actualidad, el periodismo hiperlocal es la vanguardia de la profesión. Los periodistas locales desempeñamos un papel vital para que las preocupaciones de la comunidad salgan a la luz. Incluso hechos que difícilmente se hubieran conocido, en la actualidad, luego de ser publicado por los medios locales digitales, son “levantados” por medios de comunicación provinciales o nacionales de llegada masiva.
El periodismo hiperlocal tiene el inmenso desafío de llenar el vacío informativo que los grandes medios nunca van a llegar a cubrir.
En octubre de 2000 recibí mi título de Licenciado en Comunicación Social y, desde entonces, apuesto al lugar donde pasé toda mi vida: el Norte Puntano. Y lo hago por una sencilla razón: porque la gente que vive en localidades pequeñas también necesita acceder a la verdad; porque todos necesitamos de un periodismo comprometido enfocado en las cosas que de verdad nos importan.
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