
Tenía 5 años cuando fue vista por última vez. Su rostro sigue presente, pero la justicia y la verdad aún no llegan. “¿Dónde está Guadalupe?”, la pregunta que se niega al silencio.
Este 14 de junio se cumplen cuatro años de la desaparición de Guadalupe Belén Lucero, una nena de apenas 5 años cuyo paradero sigue siendo un misterio y una herida abierta en San Luis. Fue raptada mientras jugaba en la vereda durante el cumpleaños de su madrina, en la manzana H del barrio 544 Viviendas. Desde aquel atardecer invernal de 2021, el tiempo se volvió una espera sin respuestas.
Eran las 19 horas cuando Guadalupe salió a jugar a la escondida con otros chicos. Desde entonces, su nombre se repitió en cada marcha, su cara apareció en miles de carteles, su historia retumbó en cada rincón de la provincia. Pero no alcanzó. No hubo justicia. No hubo certezas. No hubo verdad.
Las primeras horas, claves en toda desaparición, estuvieron marcadas por demoras y errores: no se cerraron accesos, no se activó de inmediato la Alerta Sofía —recién se hizo 48 horas después—, y la búsqueda comenzó con lentitud.
La causa pasó del fuero provincial al federal el 9 de diciembre de 2021, bajo la sospecha de trata de personas. Desde entonces, el fiscal federal Cristian Rachid lleva adelante una investigación que, pese a peritajes, allanamientos y múltiples declaraciones, no ha arrojado ningún resultado concreto. No hay pistas firmes, ni detenidos, ni hipótesis claras.
En febrero de este año, Guadalupe cumplió 9 años. Sus padres, Yamila Cialone y Eric Lucero, la recordaron con palabras tan íntimas como desgarradoras. También sigue vigente la recompensa de $5 millones ofrecida por Nación a quien aporte información certera. Y se trabaja en una actualización de su imagen para mostrar cómo podría lucir hoy.
Los familiares pidieron en estas horas que la sociedad acompañe con un gesto simple pero poderoso: poner la foto de Guadalupe como imagen de perfil y compartirla en redes. “Es importante para mantener viva la búsqueda”, dijo su papá. Su abuela, Silvia Domínguez, pidió a los medios que “interpelaran a las autoridades políticas, judiciales y policiales”.
Los años pasaron, pero la herida sigue tan abierta como el primer día. Guadalupe no es sólo un nombre ni un caso. Es una ausencia que interpela. Una injusticia que duele. Una niña que todos seguimos esperando.
Si tenés información sobre su paradero, llamá al 134 o al 911.
No olvidamos a Guadalupe.
Facebook
Twitter
Instagram
YouTube
RSS