En la jornada del martes, Aurora Cortez recibió el reconocimiento y un agasajo por parte de la comunidad educativa de la Escuela 30. Se acoge al beneficio de la jubilación tras una fructífera trayectoria de 38 años.
Hay personas que con su presencia constante se transforman en símbolos de las instituciones en las que trabajan. Tal es el caso de Aurora Cortez, a quien en la comunidad de Luján conocen como Perla, que comenzó trabajando en la Escuela de Artesanías en abril de 1983, y en la Escuela de Comercio N°6 (actual Escuela Técnica N° 30) en abril de 1986.
Muchos abriles han pasado desde aquella jornada otoñal de 1983, momento en el que ella comenzó un camino silencioso y muy valioso para esta institución en la que se educaron generaciones.
Todos quienes compartieron tiempo con ella coinciden en su generosidad, sus actitudes nobles, su ejemplo de trabajo constante, sus valores y su compañerismo.
La comunidad educativa de la Escuela 30 organizó este 31 de agosto, en su último día de trabajo, un emotivo acto sorpresa en el que se la agasajó especialmente. En el mismo estuvieron presentes sus hijas Julieta y Rocío, la directora del establecimiento, Gabriela Navarro, el personal docente y no-docente de la institución, los alumnos, la ex directora Antonia Busolini y ex compañeros de trabajo ya jubilados, entre otros.
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