
En una mañana repleta de emociones, la comunidad educativa de la Escuela Técnica N°30 de Luján dijo adiós a una figura emblemática, quien fue la directora del establecimiento la ultima década. Hoy se acogió al beneficio de la jubilación, tras una destacada carrera docente.
Luján, 27 de marzo, un día más en el calendario pero uno que quedará grabado para siempre en la memoria de la Escuela N° 30. Gabriela Navarro, tras 37 años dedicados a la educación, cruzó las puertas de la institución no como quien llega, sino como quien ha completado una maratón, una que duró casi cuatro décadas. Este no fue un día cualquiera para Gabriela, la directora y alma mater de lo que muchos cariñosamente aún llaman la Escuela de Comercio.
Desde Villa Dolores a la capital de la naranja, Gabriela se convirtió en más que una profesora; se transformó en un símbolo de pasión por la enseñanza, tocando la vida de innumerables generaciones que aún la saludan con un respetuoso y cariñoso “profe”.
En su último amanecer como directora, Gabriela no solo llevó consigo la misma puntualidad y energía de siempre, sino también un corazón desbordado de emociones. Cada paso resonó con el eco de los años, cada mirada a las aulas fue un viaje a través de las décadas de entrega en su querida escuela.
Pero este miércoles no fue un adiós, sino un hasta luego, donde sus colegas y alumnos prepararon una sorpresa que trascendió el habitual reconocimiento. Fue un momento de emoción pura, donde las palabras de agradecimiento y los buenos deseos se mezclaron con lágrimas y sonrisas, encapsulando el espíritu de gratitud de toda la comunidad educativa hacia Gabriela.
No hubo grandes ceremonias ni actos formales, solo la genuina expresión de cariño y respeto.
Durante la última década, Gabriela fue la directora de la escuela, dejando una impronta única en la institución educativa. Sin embargo, hoy, tras 37 años dedicados a la enseñanza, llegó el momento de su merecida jubilación.
La Escuela 30 fue testigo de su dedicación y entrega, primero como profesora y luego como directora.
Después de más de tres décadas de servicio, Gabriela se despide de las aulas y de la conducción de la Escuela 30, convirtiéndose en uno de los íconos de la vieja Escuela de Comercio. En su último día de trabajo, este miércoles, trabajó con la misma energía de siempre, demostrando su compromiso hasta el último momento.
Sus ex compañeros de trabajo y alumnos la sorprendieron en el lugar donde pasó gran parte de su vida, felicitándola y deseándole lo mejor en esta nueva etapa de su vida.
Gabriela Navarro deja un legado imborrable en la Escuela 30 y en la memoria de todos aquellos que tuvieron el privilegio de conocerla y aprender de ella. Hoy se jubila, pero su legado permanecerá vivo en los pasillos, las aulas y, sobre todo, en las vidas de quienes tuvieron la fortuna de llamarla “profe”.
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