Era entrerriano, pero ejerció en San Francisco donde luchó contra una epidemia de neumonía pestosa, se contagió en cumplimiento heroico de su deber y murió.
El 10 de junio de 1932, falleció en San Francisco del Monte de Oro el Doctor Juan José Miguez Iñarra. Tenía neumonía pestosa. Se había contagiado trabajando como médico en la zona, ya que en ese año se desarrolló un brote epidémico en el paraje “La Pampita”, ubicado a escasos kilómetros de San Francisco.
Miguez Inarra vivió en la localidad junto a su esposa, su hija adoptiva “Tacuarita” y dos criados desde 1924. Sufría parálisis de sus piernas, por lo cual se movilizaba en silla de ruedas. “Viajaba en sulky largas distancias para asistir a quienes precisaban su atención”, señala el historiador sanfrancisqueño Mario Z. Camargo.
El doctor Miguez Iñarra, pese a los escasos medios con que contaba, visitó los ranchos de los enfermos intentando algún tipo de auxilio y encontró la muerte.
Según el doctor Agustín Montiveros, quien fuera esposo de la reconocida escritora María Delia Gatica y quien fue médico en la misma época que Miguez Iñarra, “los contagiados en La Pampita morían rápidamente tras una evolución que no pasaba de tres o cuatro días. A esta situación angustiante y de comprobada gravedad se le sumó el hecho de que no se recibían los auxilios necesitados de emergencia. En el diario La Reforma se manifestaba “un descontento general” por la escasa atención de las autoridades provinciales en los peores momentos de la peste”.
Se había creado un cordón sanitario que impedía a los habitantes de San Francisco llegar a San Luis, por lo que los habitantes de la zona huían despavoridos hacia las sierras por miedo de ser contagiados.
Si bien en San Francisco las únicas víctimas fueron el Dr. Miguez Iñarra y una criada, que falleció dos días después, en el relato del Dr. Montiveros se da cuenta de que había un miedo colectivo en aumento y que “tomaba formas de incoercible pánico”. Esto según el citado médico había llevado frecuentemente a una “falta de sentimientos humanitarios”.
Por ejemplo, el doctor recordaba que al parecer en aquel entonces nadie quería sepultar al Dr. Miguez Iñarra. Decía lo siguiente: “Al fin llevaron el ataúd en una carretela al criado del Médico, a quien llamaban el Pelado, Miguez, y un hojalatero chileno cuyo nombre no recuerdo. Lo arrojaron sobre la pared del cementerio… Después sería sepultado”.
Los restos del “Padre de los Pobres” fueron recuperados años después, se le rindieron honores y se lo trasladó a Villa Dolores. Esta ciudad, al igual que San Francisco, tiene una calle que lleva su nombre. En la actualidad, es recordado como un héroe por su abnegación y sacrificio.
Fuente y fotos: Blog La Historia de San Francisco del Prof. Mario Z. Camargo
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