Huérfano de padre desde los 21 días, se abrió camino a través de los estudios. Fue abogado y diputado nacional. Fue clave en la creación de la Escuela Normal. Una calle en la Banda Sur lleva su nombre. Murió el 27 de abril de 1916.
Miguel B. Pastor nació en San Francisco del Monte de Oro en 1867. Sus padres fueron el Capitán Miguel Pastor, de origen alemán, e Isabel Aberastain, dama de la sociedad local. Completaban la familia sus hermanos Otilia, Reynaldo Vicente y Teodosia.
Siendo apenas un niño de 21 días, quedó huérfano a tempranísima edad, porque cayó su padre bajo el puñal de la montonera mientras defendía a su pueblo indefenso.
Pastor, joven y hasta sin recursos, se abrió camino a través del estudio. Se graduó y se recibió de bachiller en el Colegio Nacional de San Luis, e inmediatamente después pasó a la Facultad de Derecho de la Ciudad de Buenos Aires, donde se graduó de Doctor en Jurisprudencia y Ciencias Sociales.
Obtenido su título se traslada a Córdoba e instala allí un estudio jurídico que en aquel entonces fue uno de los más serios y acreditados de la ciudad, adquiriendo celebridad por la defensa que tuvo a su cargo del juez Villafañe ante la Cámara de Diputados.
Después lo tenemos otra vez en su provincia fundando una sociedad de remate feria. También se interesó en introducir en la provincia capitales foráneos para crear establecimientos ganaderos e introducir nuevas razas de ganados.
Pero el aspecto sobresaliente y la personalidad relevante del Dr. Miguel B. Pastor fue la política. En la Cámara de Diputados de la Nación, fue un legislador culto a la vez que combativo y defensor de las nobles causas. Las crónicas parlamentarias de la época lo señalan como un orador fogoso a la vez que galano, con una elocuencia que arrebataba a las multitudes. Logró completar el periodo 1912-1916.
En 1916, cuando apenas contaba cuarenta y nueve años de edad, la parca implacable lo arrebató cuando él se disponía a ocupar por segunda vez una banca en el Congreso. Un síncope cardíaco en una media tarde lo llevó.
Las honras que se le tributaron y las exequias tuvieron contornos de apoteosis porque fue un gran propulsor del progreso de la provincia y a la vez de la Nación.
A él se le debe y fue el autor de la creación de la Escuela Normal de San Francisco, del puente del Tilquicho que une Córdoba con San Luis, del de Santa Rosa. Figuraban también entre sus proyectos la instalación de las aguas corrientes en Villa Mercedes, la construcción de puentes sobre los ríos V y Conlara, como así también de diques, caminos y la extensión del ferrocarril.
(Texto adaptado del discurso pronunciado por el Director de Cultura señor Hugo Bonfiglioli, el 12 de diciembre de 1965, con motivo de la inauguración de una Biblioteca)
Fuente: Profesor Mario Z. Camargo http://historiadesanfranciscodelmontedeoro.blogspot.com
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