Una mano en Quines que surgió de la necesidad
Asiste a vecinos de la región con la ayuda de otras familias. “Sé lo que se siente estar así”, dice la mujer que trabaja por los demás.

“Esto me da un propósito en la vida. Que la gente sepa que alguien piensa en ellos, que no están solos”, reflexionó Karina Lima. Hace cuatro años, por obra del destino, comenzó una tarea social que se extendió desde Quines, su localidad natal, hasta Luján. Su tarea más gratificante es juntar alimentos, ropa y muebles para donar a la gente que más lo necesita. Pero no lo hace sola, tiene un grupo de WhatsApp con noventa personas que cada tanto le entregan cosas para los demás.
Karina viene de una familia que siempre estuvo involucrada en la política y que sufrió las aberraciones de la dictadura militar. Su papá, al igual que su abuelo, estuvo preso: “Eso fue cuando mi mamá estaba embarazada de mí. Mi padre recién me conoció cuando tuve dos años. Con el tiempo empecé a tener cierto contacto con gente que le pasó lo mismo que a mí. Mi infancia fue complicada, mi papá nos dejó. Creo que estar preso afectó mucho su vida y la de mi mamá, ella nunca puede hablar de eso”.
“La motivación por ayudar a la gente surge porque en mi casa faltaban cosas, sin embargo, ayudábamos siempre que podíamos, pero callados. Recuerdo hace unos cuatro años, hacía frío y se me acercó un nene en bicicleta, estaba vendiendo pan. Me llamó la atención porque era muy chico, entonces le pregunté si estaba solito. Me dio mucha pena, le consulté dónde vivía y lo acompañé con unas cosas que tenía y se las regalé a su familia, así vi que había más gente que necesitaba cosas y no paré”, relató Karina.
La pandemia y el confinamiento hicieron que su vida diera un vuelco. “Tenía un negocio de venta de milanesas de pollo, vendíamos al por mayor a otras localidades como Villa Dolores, San Francisco, Luján y Candelaria. Con el cierre de los límites quebramos. Todo ese tiempo lo dediqué a recolectar y entregar cosas para la gente”, contó.
“Las donaciones que recibo llegan a mi casa, las clasifico y luego las llevo a los demás hogares. Hay mucha necesidad en la localidad y con la pandemia se acrecentó”, remarcó Karina.
“Uno trata de hacer lo que el corazón le dice. Quizá mucha gente tiene la intención de ayudar, pero solo puede donar y eso es muchísimo. Sé lo que se siente estar así, yo he tenido que pedir de chica, he pasado muchas necesidades y esto también lo hago para que la gente no se sienta sola, que sepan que alguien se acuerda de ellos”, dijo entre lágrimas.
“Es lindo, pero a la vez complicado, porque no salís bien de ahí. A veces me piden cosas que no tengo. Hay mucha gente que ayuda. No me considero especial, porque es algo que hago con cariño por más de que no los conozca”, subrayó
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