
Falleció a los 83 años. Sus trabajos artesanales son conocidos en todo el país. La cultura del norte puntano está de luto.
La comunidad de San Francisco lamenta la muerte de uno de los más tradicionales y destacados exponentes de su cultura: el artesano Zótero Quiroga.
Su padre, don Miguel Quiroga, le enseñó el oficio de artesano en El Palmar, donde nació.
“Hacía estribos, bozales, carolas, lazos y arreglaba monturas, era otra cosa lo que se conocía como artesanía por aquellos años”, contó Zotero en una entrevista al Diario de la República.
“Aprendí mirándolo a mi padre”, señaló orgulloso en una de las últimas entrevistas que le hicieron para un documental del Centro Cultural de San Francisco. “Siempre trabajé. Cuando entré a la policía, seguí haciéndolo en mis días de franco. Siempre tenía un correaje completo en el vehículo, porque donde iba me conocían y me preguntaban”, contaba orgulloso.
La artesanía siempre fue moneda corriente en los Quiroga. Su papá Miguel y sus tíos Anacleto, Goyo y Luis eran muy talentosos trabajando el cuero, y de chico fue aprendiendo el maravilloso arte criollo bien campero.
De niño aprendió a fabricar cubrecamas de cuero de chivo cocidos a mano con hilos de algodón, pellones, monturas, riendas, bozales y todo lo que lleva de vestimenta un caballo. También mangos para cuchillos y vainas, entre otros cientos de trabajos que se encargó de exponer y vender en las ferias o exposiciones por todo San Luis.
Participó en varias exposiciones provinciales y otras nacionales en provincias como Corrientes, Misiones, Mendoza y Buenos Aires.
Junto con Dora Suárez, Zótero tuvo cuatro hijos: Miguel, Esther, Vilma y Judith.
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