Ella tiene 90 años y dice que “encontró su suerte” en la represa del estado cuando hace más de siete décadas tenían que ir a buscar agua potable y lo conocío a él, que ahora tiene 93 años. Una historia de amor que ya cumplió bodas de Titanio y que dio sus frutos: 7 hijos, 19 nietos y 19 bisnietos.
En estos tiempos donde todo parece descartable, donde las relaciones empiezan y terminan en un mes; en momentos donde la felicidad parece estar en la inmediatez de un click , donde estamos viviendo la cultura del instante: donde no se alimenta de nada anterior y no se dispara en nada posterior. En la cultura de la caducidad, donde estamos atrapados en una perenne renovación de las cosas y de las relaciones.
En una sociedad donde nada dura -ni un celular ni un romance- Pedro Gatica (93) y Nacha Ochoa (90) son una de las excepciones a la regla. Porque llevan más de 71 años juntos. Ellos se casaron en septiembre de 1950.
Cuando alguna vez algún hijo, nieto o bisnieto curioso le preguntó sobre el tema, Nacha respondió que “encontró su suerte” en la represa del estado en Candelaria. Es que donde ellos vivían en la zona de San Miguel no contaban con ese líquido vital y tenían que ir a buscar agua hasta allí. Aparentemente, en el lugar se juntaba mucha gente y lo usaban para sociabilizar.
El acercamiento definitivo se produjo luego que se casaran sus hermanos mayores (Antonia Gatica y Desiderio Ochoa). Entonces, se pusieron de novios y luego de que Pedro hiciera el servicio militar, en los albores de la década del 50 del siglo pasado, se casaron en Candelaria, para luego irse a vivir al Retamo.
Doña Nacha además de dedicarse a las laboriosas tareas rurales como la crianza de gallinas y la venta de huevos, siempre fue una Gran amante de las plantas. Don Pedro fue el hacedor de un pan casero recordado por distintas generaciones que disfrutaron al degustarlo.
En su recorrido de vida vivieron en Buenos Aires y luego volvieron a Quines.
Se fueron a Buenos Aires, con un pensamiento visionario, pensando en el futuro de sus hijos, siendo concientes que en el campo no había mucho futuro más que trabajar con los animales. Y consideraron que en la ciudad podrían desempeñarse en tareas mas livianas y mejor remuneradas. Se fueron por el bien de los hijos y regresaron cuando estaba la misión cumplida, cada hijo encaminado en lo que cada uno se podía desempeñar mejor y tener mayores oportunidades laborales.
“Mi papá nos enseñó los números y a leer y escribir antes de ir a la escuela y eso que el solo tenía 2do grado, no era época de wi-fi“, cuenta orgullosa una de sus hijas “y la mamá no trabajó de manera independiente pero administraba la economía de la casa, y estaba pendiente de la salud y crianza de los hijos“, agregó.
El amor de Pedro y Nacha ya cumplió las bodas de Titanio y parece tener la fuerza del metal. Tuvieron siete hijos, diecinueve nietos y diecinueve bisnietos.
En todos estos años, hubo días soleados y otros no tanto, pero han permanecido juntos atravesando las décadas.
Ella noventa años, el noventa y tres. En septiembre, Dios mediante, celebrarán su 72° Aniversario de casados.
Las cosas cambiaron mucho desde que se conocieron, pero su amor resistió la prueba del tiempo.
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