
Fue aprehendido y, al mismo tiempo, se lo procesó por “Abuso sexual con acceso carnal seguido de amenazas y violación de domicilio” y se le dictó prisión preventiva. Posteriormente, fue llevado al Servicio Penitenciario Provincial.
La aprehensión la efectuaron, este lunes 26 de septiembre del corriente, numerarios de la Unidad Regional de Orden Público Uno, quienes contaron con la colaboración de policías de la Comisaría Distrito 32° de Candelaria.
Se materializó en inmediaciones de calle Lafinur de la citada localidad.
Fue el resultado de tareas investigativas y averiguaciones realizadas por el personal interviniente.
El aprehendido tiene 43 años de edad, sobre el mismo pesaba una orden de detención por delito de “averiguación abuso sexual con acceso carnal, agravado por la convivencia”, ordenado por el Juzgado de Garantía N° 2, a cargo del doctor Ariel Parrillis.
Según los actuantes una vez llevado el detenido a la ciudad de San Luis, el citado juzgado, le dictó y notificó al mismo del procesamiento y prisión preventiva, posteriormente fue llevado al Servicio Penitenciario Provincial.
La causa
Casi nueve años le llevó a la víctima tomar coraje y confiarle a su pareja que los estados de angustia que vivía de manera diaria se debían a los ultrajes a los que había sido sometida desde los 11 hasta aproximadamente los 15 años por su padrastro. Fruto de los abusos, la víctima tuvo una hija, quien actualmente tiene 9 años. El juez de Garantías 2, Ariel Parrillis, tras lograr recabar diversas pruebas de convicción contra el acusado, lo procesó por “Abuso sexual con acceso carnal seguido de amenazas y violación de domicilio” y le dictó prisión preventiva.
El 22 de abril de 2020, cuando R.E.M. tenía 23 años, le confió a su compañero sobre lo que le sucedía y le dijo que sospechaba que su padrastro, quien tiene 43 años, era el padre de su hija, por lo que decidió denunciarlo. Expuso que los abusos sucedían en el domicilio en el que vivía junto a su mamá, a su hermana y al acusado. Dijo que él aprovechaba el horario de la mañana, entre las 7 y las 13, cuando su madre se iba a trabajar, y que tras cada sometimiento la amenazaba diciéndole que si contaba algo él iba a matarlas a las tres.
El temor que la víctima cargó durante todos esos años se acrecentó cada vez más, dado que veía a diario cómo el hombre muchas veces llegaba alcoholizado y golpeaba a su mamá. Tras la denuncia, el 20 de agosto del año pasado el magistrado ordenó cotejar los ADN de la hija de la víctima y del acusado. Ese estudio fue realizado en Laboratorios Puntanos y arrojó que existe un vínculo biológico paterno entre el hombre y la niña, con una probabilidad de paternidad superior al 99,99 por ciento.
Tras tomar declaración a la pareja de la víctima, a una de sus tías y a su madre, a principios de marzo de este año, Parrillis indagó al acusado , pero este optó por guardar silencio.

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