Los artistas perduran en sus obras. Compartimos este poema de la escritora cuya muerte entristeció a la cultura quinense.
Cerros de mi Quines
Anonada la luz del sol naciente
cual un manto tu telar sin restricción.
En su intento de dorar los frutos
cuajando las preñadas ilusiones.
Alborea la brisa entre los cerros
jugueteando con cinceles de frescura,
al muchacho que cuida con sus perros
las cabritas que granjean su futuro.
El trino de las aves casi alado;
los arroyos con sus aguas que murmuran;
los arbustos, los cactus perfumados
son ofrendas celestiales que perduran.
Misterios de campiña agreste,
sitial del campesino fuerte.
Tras el duro trajinar valiente
sueña, ríe y lo ama hasta la muerte.
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